Entrevista periódico Mediterraneo

J. Francisco López y Segarra FUNDADOR Y DIRECTOR TÉCNICO DE PATIM:

Entrevista periódico Mediterraneo. 05/04/2009 AMPARO PANADERO

TRAYECTORIA LDO. CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIOLOGÍA. DIPLOMADO EN CRIMINOLOGÍA. ESPECIALISTA EN EXCLUSIÓN, MÁSTER EN DROGODEPENDENCIAS. PROFESOR ASOCIADO DE LA UJI. FUNDADOR Y DIRECTOR TÉCNICO DE PATIM Y DIRECTIVO E IMPULSOR DE OTRAS ORGANIZACIONES SOLIDARIAS.

Patim, fundada en 1985, es una entidad especializada en la intervención e integración en adicciones. Durante estos años, la organización ha ido ampliando sus servicios para atender otras conductas (violencia, menores, etc). Integra siete centros en la Comunitat Valenciana, pero el eje de actuación está en la provincia de Castellón. Cuenta con una plantilla de 40 personas, profesionales especializados en adicciones, y con 23 voluntarios. Francisco López, de momento, lleva 33 años de trabajo voluntario.

El fundador de Patim está muy vinculado a la cultura y a las entidades sociales de Castellón, además escribe y colecciona ejemplares del Quijote en todos los idiomas. Es luchador, comprometido, soñador y emprendedor. Para él, el mundo que habitamos no se concibe «sin poesía, sin soñadores, visionarios, poetas o Quijotes, pero es necesario en el mundo la visión de Sancho».

Confiesa que en la vida ha hecho frente a situaciones duras en las que se hace necesario el equilibrio. «Todas las situaciones me han enriquecido como ciudadano, creciendo como persona. He tenido que decir adiós a muchas personas». Paco López explica, después de 24 años de Patim, que el perfil de las personas a las que ayudan, asisten y asesoran son «chicos y chicas, madres y padres, desempleados, jóvenes que consumen un ´canuto´ en una plaza o practican un microbotellón en una rotonda, pacientes que han perdido su libertad y su dignidad, personas que llegaron tarde a tratamientos y están deteriorados, que perdieron el control o que nacieron sin control».

–¿Qué destacaría de este recorrido humanitario de Patim?

–En primer lugar, quiero recordar a todos y todas a los que no les dimos una respuesta. Los que murieron por el puritanismo de una sociedad que no quería avanzar en programas. Y hoy, aún me asusta la lentitud con la que miramos el futuro. El mañana viene a una velocidad que no permite asentarnos en nuestros saberes y justificar nuestro presente. Siempre debemos de ir por delante. Y en segundo lugar, reconocer lo que he aprendido de todas las personas con las que he compartido esta idea que llamamos Patim y que considero que está marcada siempre por la acción.

–¿En este tiempo cómo han evolucionado los problemas?

–Durante más de 20 años hemos atendido a personas que por su adicción fueron a parar a las prisiones. Hoy nos salen con 45 ó 50 años, tras 15 años de privación de libertad. Con lo que reconocemos que es una enfermedad. Para nosotros son ancianos: están solos, sin familia. Quiero recordar lo que una madre me comentaba hace unos días al enterrar a su hijo: ´Estoy satisfecha, murió en mi casa, cuidado y con cariño. Pero mi verdadero dolor es no saber quién enterrará a mi otro hijo´. Esta impotencia es la misma que tiene la sociedad para hacer frente al problema histórico de las drogas, pero no lo quiere reconocer; no haber cogido al toro por los cuernos. Hoy, junto a esta situación, conviven otras. Es el caso de los padres jóvenes que no saben dar una respuesta a sus menores. Prohibir, enseñar a un consumo responsable… estamos ante un mar de dudas. No podemos generalizar, debemos, desde la individualización, dar respuestas sin imponer actitudes globales.

–¿Qué línea de acción es hoy la más representativa y activa?

–En estos momentos no hay nada que sea más activo que la propia acción de Patim. Siempre estamos innovando, adaptándonos, y si algún día dejáramos de hacerlo ya no sería lo mismo. Hoy, en la integración, el plano laboral supera a los otros planos. También una línea de acción novedosa es la educación para una nueva masculinidad, donde podamos contribuir a la reducción de la violencia de género.

–La crisis es uno de los factores que más afecta a los programas de integración social y laboral.

–Tenemos que replantear un futuro donde no se permita reproducir los sistemas que nos han llevado a ella. La integración y el trabajo. Su falta, por desgracia, donde más daño hace es en los colectivos más débiles, en vías de exclusión o excluidos. La crisis nos dibuja nuevos rostros de exclusión que hasta ahora no nos imaginábamos. La crisis hoy en día invalida ese todo vale.

–¿La sociedad y, sobre todo, los jóvenes, suman en voluntariado, participan y colaboran?

–Los jóvenes, en nombre de un progreso y una economía, han sido hipotecados. Se han unido, sentimental y económicamente, con las financieras. Necesitamos jóvenes que impulsen unas ideologías, unas creencias y valores que convivan con principios donde la solidaridad no sea un lobi para vender algo que hoy no existe. Tenemos que reinventar la acción voluntaria y adecuarla a nuestros jóvenes. Tenemos que redefinir la responsabilidad social y hacerla individual. Y que su suma nos dé un nuevo modelo de sociedad, un nuevo modelo ético de financiación. Desde luego, si queremos jóvenes comprometidos, debemos darles canales de participación. Si perseguimos una sociedad comprometida es nuestro deber exigir que se dinamice la participación social.

–¿Hay espacio para la resignación y para la impotencia?

–No. Hay espacio para reconocer lo que hemos hecho mal, para evaluarlo, pero de resignación nada. Hay que luchar. Hace poco asistí a un concierto por la paz de Jenkins, en el Palau de la Música de Valencia. Desde el primer momento me hizo vibrar y sentí a lo largo de toda la obra que es necesario luchar por la paz. La paz es un término tan amplio que no es solo la ausencia de la guerra, sino que supone también la ausencia de las contradicciones individuales de cada uno de los seres humanos. En la medida que alcancemos nuestro equilibrio, estamos creciendo y haciendo posible la paz.

–En todo este tiempo de experiencias y de esfuerzos, ¿ha tenido la sensación de luchar contra corriente? ¿Y momentos de ´tirar la toalla´?

–No sé qué es tirar la toalla, pero sí que he sentido que alguna vez han querido cortarme la cabeza. Hay una frase célebre de Mahatma Gandhi que refleja esta sensación: ´Primero te ignoran, después se ríen de ti, luego te atacan, entonces ganas´. Como persona he tenido mis armas para defenderme, pero como Patim pensamos que nuestro trabajo es el mejor argumento, y el silencio siempre es la voz más fuerte.

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