No podía faltar, comenzar estas conversaciones con el mar, con una buena cena, porque no todo será pensar, también estará en este blog el divertirse, y así fue.
Una cena japonesa dio como principio estos pensamientos. Sí una cena frente al mar, ese mar que veo cada mañana unas veces mas lejos, otras mas cerca y algunas verdaderamente lejos lo que me hace reafirmar que necesito oír el mar. Del mismo modo en que necesito oír las campanas de mi Fadrí, necesito oler a mar.
Lo llamé “La noche del yang”. Dio comienzo a las 21,30 horas del pasado 23 de mayo de 2009. Era imprescindible ataviarse con indumentaria japonesa
Ofrecí a mis comensales la idea de que la cocina japonesa está entre las que permite una mayor creatividad siempre que se utilicen todos los sentidos. Por ello su Menú fue
Entrantes
Tempuradon
(Verduras a la tempura)
Sushi y Chirashi
(Variedad)
Sashimi del bosque
(Variedad de pescados crudos)
Saque
1. Plato
Yakisoba
(Tallarines con algas, angulas y gambas sofritas y revueltas)
Postres
Helado de te verde, de mango y de coco acompañando los Lichi, fresa, cerezas, bananas
Té verde.
En fin acompaño unas fotos y un fragmento las conversaciones mantenidas desde el mar
“El agua, la lluvia, el mar, la calidez,
Lo masculino y lo femenino
El yin y el yang, representado por un dragón
Que, con su movimiento armonioso, rompe nuestras convicciones
Y nos adentra en los amores que afianzan nuestra felicidad”
Lo verdaderamente importante y exquisito en esta cena fueron mis amigos y mis amigas.