Cerca ya de 25 años, pasamos unos días en Ca Marraixò, casa del s. XVII, que fue reconstruida en 1987, sita en tierras del Maestrazgo, y abrigada por la gran e impresionante Mola, que preside la vista de quien la visita. Sus paredes saben de la historia que en todas estas tierras, de silencios largos y traiciones compartidas, supieron guardar sus secretos.
Como todos los veranos, a la casa acuden amigos y amigas: músicas, cantantes, poetas, pintoras, profesionales de reconocido prestigio, ciudadanos y ciudadanas que saben de las libertades, de la progresía desde distintas y diferentes ideologías.
Este verano hemos tenido un invitado que desde hacia cinco mil años no se había dejado ver de tan cerca, y hasta el 2287 no volverá a estar tan cerca de nosotros. Sólo pudimos compartir con él unas noches del mes de Agosto. Fue nuestro invitado o nuestra invitada de honor. Desde la terraza, que quiero denominarla como “Cap Raso”, última estancia inaugurada el pasado año, pudo estar entre nosotros, gracias a que Júpiter -mejor dicho, a la gravedad de Júpiter- que le permitió, a este invitado singular, que estuviera tan cerca, más bien encima, de nosotros. Hablo, claro está, que de Marte. Tiene tal fuerza que parece una gran estrella, pero nunca una Luna, y que llegará a su máxima esplendor, el 27 de Agosto.
Para tal efeméride, a la casa le colgamos sus blasones, e izamos su bandera blanca. Sacamos sus almohadones, habilitamos sus terrazas, encendimos las luces acompañadas por el sonido de las fuentes de agua que del Marruecos trajimos para ponerlas en sus terrazas.
Velas, incienso, colgaduras de morado intenso –el color de las libertades- engalanaron Marraixò. Música en el fondo, siempre barroco, chill-out, étnica, acompañan la estancia, regada de buenos vinos y alimentada de buenos yantares.
Este hecho no desmerece la presencia de nadie que se alojara entre sus muros, pero sí que hay que tener en cuenta que dediquemos esta noticia a tal invitado, conocido como el Planeta Rojo, o también como el Dios de la Guerra en la cultura romana.
Sabed todos los que habéis estado en Ca Marraixò en este verano del 2009, que como marciano invitado, compartisteis al cuarto planeta del Universo: nuestro amigo Marte.