Llegar a la enorme explanada cortada por el gran viaducto y acompañada del despropósito de la figura que quiere recobrar una leyenda desde lo más absurdo del arte y generador de conflicto y controversias en una ciudad Castellana, es llegar a la centenaria Casa Cándido, donde se dio cita lo más granado de la sociedad española y hoy queda como vestigio de un buen comer, sin menospreciar otros asadores que fueron apareciendo en la ciudad.
Cándido: su cochinillo, buena carne, agua y sal y el tiempo justo para hacer crujiente la piel y sabrosa la carne ideal.
Pero hay algo más. Sus quesos, su célebre tortilla con guisantes y queso y, como no, su magnífica y singular torrija con nata, miel y pan moldeado.
En la medida que te envuelve la terraza de Cándido, recuerdas comidas, personas que formaron parte de tu vida y los recuerdos te facilitan saborear y percibir los aromas y, como no, la vista; el visionado de piedra sobre piedra para dar agua a la ciudad.
Culturas dispares, ideologías diferentes, creencias contrapuestas se dan cita en la mesa de Cándido,
Siempre será un clásico e incluso en las noches de verano puedes estar sentado con sus mantas mientras comes, por las bajas temperatura que se alcanza.
Segovia. Agosto de 2022