Las voces siempre vuelven

Chema Alvargonzalez

Recorro las calles en silencio de un verano entrante en mi Castellón de siempre, mi plaza de La Paz, mi Puerta del Sol, mi siempre Calle de Colón y me adentro en la calle de En medio. Levanto mis ojos ante aquella vieja iglesia de San Miguel donde tantas veces de niño fui y leo el anuncio de una exposición: “Entre puntos de luz: trazando una constelación” de su autor póstumo Chema Alvargonzalez. 

En esa calle de Enmedio testigo de su juventud, de sus primeros amores de las risas compartidas de los gritos lanzados al viento con entonaciones propias y de aquellas amistades que compartíamos entre el Casino y Pipos, la madeja y borsalino, las noches de puestas de largo, de aquel Castellón que se aferraba al pasado, el roscón de reyes en el Casino, las presentaciones de gayatas, el verano en Swing, las tardes de domingo haciendo dedo para llegar al destino. 

Cuantas risas, alegrías que nunca nos dejarían ver cuál iba a ser nuestro destino, que íbamos a imaginar con apenas 15 años, ideas que nacían de forma nómada en nuestras mentes de niños, jóvenes que nos enfrentábamos a unos cambios que no percibíamos, pero sí que sentíamos junto al mundo, nuestra adolescencia cargada de energía, de silencios, nos permitía ver y sentir las transformaciones de las cuales seriamos testigos. 

Los años pasaron. Los caminos se separaron. Un día por Gran vía vi su nombre. Más tarde en Barcelona me encontré con Columna. Muy poco supimos unos de otros. Nos dedicamos a cosas súper distintas, alcanzamos nuestras metas con colores diferentes y con grandes ausencias incluso las nuestras o de los que nos dejaron en noches frías de veranos que nunca más volvieron. 

Hoy el mundo camina, al igual que caminó en otras épocas. Lo importante es saber dónde llegar, quizá el cómo no importe siempre que esté con luces de justicia.

No debemos vivir de recuerdos.

Solo quisiera invitaros a ver esta exposición de un joven que vivió y creció en un Castellón muy diferente al de hoy y que tuve la oportunidad de conocer y de compartir esos años que impidieron que cayeran en el olvido. 

Y hoy, gracias a su obra, forman parte de mi presente.

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