La ausencia de un nuevo gobierno en España se está dejando sentir con especial dureza en las entidades sociales que ven limitada su capacidad de respuesta hacia los colectivos que atienden. La indefinición sobre las líneas actuación para los próximos años, el fantasma de nuevos recortes y el desgaste acumulado supone un lastre para el trabajo diario de las organizaciones sin ánimo de lucro, que cuentan con un “escaso margen de maniobra” tras hacer frente a la crisis económica y de valores que ha sacudido al Tercer Sector durante los últimos años. “El comportamiento de los partidos solo está poniendo en evidencia que siguen de espaldas a la ciudadanía porque son incapaces de desbloquear el gobierno y, lo más lamentable, tampoco se dan cuenta que muchas familias y entidades sociales estamos cansados de esperar y al límite de nuestras fuerzas”, advierte el presidente de Patim.
Esta falta de atención ha provocado que se vayan afianzando cambios significativos en el Tercer Sector. “Existe un alto grado de desencanto con los políticos actuales por la incapacidad de los partidos para alcanzar un acuerdo que permita desbloquear, entre otros temas, los problemas sociales”, asegura Francisco López y Segarra. “Somos las grandes olvidadas por los partidos políticos en la construcción de respuestas sociales y el Gobierno, sea del signo que sea, no debería prescindir de la ayuda y asesoramiento de las ONG que somos especialistas en las materias que tratamos en áreas tan importantes como Sanidad, Empleo o Igualdad“.
El presidente de Patim insiste también en el nuevo papel que están jugando las entidades sociales para sacar adelante una respuesta ante los conflictos sociales. “A raíz de la crisis económica y de valores de los últimos años nos hemos convertido, más que nunca, en financiadores de la acción social de la administración, teniendo que asumir la continuidad de muchos programas que considerábamos importante sin ningún apoyo, especialmente en empleo”, explica.
La dependencia económica de la administración pública se ha recortado de forma notable en los últimos años. Lo que ha provocado que muchas entidades han apostado por nuevos modelos de financiación –banca ética, microdonaciones, captación de socios- pero todavía dependen en gran medida de los servicios que se prestan y los proyectos que logran superar el filtro de las subvenciones públicas. López y Segarra recuerda que para salir adelante es fundamental la planificación y la gobernanza pero para lograr los objetivos comunes es necesario trabajar en equipo con los diferentes Gobiernos y definir bien las prioridades. Por ello, lamenta que desde hace un año se haya entrado en un “callejón sin salida aparente” que amenaza con alargarse todavía más, una situación que considera “indignante” y que califica como “desamparo del Tercer Sector”.
El Tercer Sector de Acción Social emplea a 645.000 personas –un 4,6% del mercado laboral- a lo que hay que sumar el 1,3 millones de personas que de forma voluntaria dedican parte de su tiempo y energías a este sector. “No somos empresas ni servicios, en el sentido comercial de las actividades que realizamos -señala- pero sí una fuerza enorme de movilización humana, como algunos ya han advertido, en contacto con las personas que más lo necesitan y, a pesar de ello, da la sensación que somos interlocutores con escaso peso para quienes aspiran a construir un nuevo gobierno para toda la ciudadanía”.