Un alto en el camino, donde la vida no solo tiene que buscar alimentar el conocimiento sino también los sentidos, los afectos, los sabores en sí, el paladar.
Y de eso se trata, de descubrir, de probar, de sentir nuevas y diferentes sabores, y eso es precisamente lo que encontramos en la “Taberna del gourmet. Delicatessen” de la calle San Fernando en Alicante.
Con un trato inigualable, como antaño, desde que entras el equipo está pendiente de lo que necesitas, no tienes que esperar que las miradas se crucen para llamarlos, están atentos, pendientes de lo que necesitas, no estás observado, estás servido, diferencia en la restauración, que marca la alta calidad de los servicios.
Incluso con una alta ocupación te ofrecen alternativas para sentarte, te sugieren dónde puedes estar y de qué tiempo dispones, te racionalizan el espacio con la comida y con el uso que le quieres dar, cena rápida, de conversación, con amigos, solo, para que te encuentres cómodo.
No te agobian con la bebida, ésta viene con la carta con el primer entrante. Te sugieren qué puedes beber, a qué temperatura, la cantidad, te ofrecen una cerveza pequeña, pues luego te sugieren un buen vino y, por tanto, no te apetecerá y no lo apreciarás. No insisten en marcas, te ofrecen probar algunos y luego elegir.
Con este trato y buen hacer vale la pena volver y recomendarlo.
Y de eso se trata, conjugar la calidad del restaurante, el producto, el equipo humano y el precio. Lo consigue.
Si vais, os recomendaríamos que pidierais:
- Clochinas: Receta especial con vino blanco, mantequilla, perejil y cebolla.
- Patatas, con huevos rotos y chistorra, algo cocidas y luego muy fritas.
- Su tabla de quesos y patés.
- Postre: un queso, para finalizar ese culín de vino.
- Torrijas, exquisitas, buen pan, buen sofrito, con el azúcar justo, su canela, ese toque de limón en la leche, que te transportan a aquellos postres de las tardes de primavera en el porche de “el Colmenar” que te traía Pepita nada más llegar.