Hoy, después de muchos años en que no seguía recordando, deseo retornarlo con Luchino, frente a ese mar, con las olas y con la soledad, con el sonido de alguna pieza que nunca se sabrá quién la compuso, con una mirada difusa y desconcertada. Con un final trágico y no deseado.
Hoy, que parece acercarse la primavera, oigo palabras de guerra, de matanzas, de catástrofes, y recuerdo aquella Muerte en Venecia u Obsesión.
Recuerdo aquel 2 de Noviembre del año 1906 cuando naciste Luchino Visconti Conde de Lonate Pozzolo, aristócrata, antifascista desde el minuto 0 y marxista.
Fuiste director de algunas de las más bellas e importantes películas de la edad de oro del cine italiano y del cine mundial. En 1935, aprendiste del cineasta Jean Renoir.
“Obsesión” fue la primera película del neorrealismo y la ética y la estética estuvieron presentes en toda tu obra, inolvidable, maestro de maestros. Introduces una nueva visión del cine.
Te sigo recordando mirando aquello que no podías mirar, queriendo a lo que no podías enseñar.
Te sigo recordando con tu sombrero ladeado de blanco impoluto.
Amaste la ópera y le rendiste un homenaje en la magnífica “Senso”.
En el gatopardo, a un fin de raza, en “Rocco y sus hermanos”, análisis ideológico y posicionado de una época.
“Muerte en Venecia”, sus contradicciones y sus torturados sentimientos y en la “Caída de los Dioses”, a la decadencia (y no sólo de una poderosa familia como tantas otras familias fueron rompiendo su sentido de vínculos) y llegó un mes marzo y en su día 17 del cercano año de 1976 dejaste tu existencia material para convertirse en una existencia espiritual y ser así patrimonio de la humanidad.
